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1 de enero de 2025

Un aplauso cerrado y una ovación conmovedora frente al Cabildo: la despedida a Jorge Lanata en la Casa de la Cultura

Con lágrimas en los ojos y palabras de agradecimiento, cientos de personas despidieron al periodista en un emotivo velatorio

>El coche fúnebre se detuvo frente al histórico Cabildo de Buenos Aires, y la multitud, compacta y emocionada, avanzó hacia él. Algunos estiraban sus manos para tocar el vehículo, mientras otros colocaban flores sobre el capó. Las banderas argentinas ondeaban al compás de un viento suave, y el nombre “¡Jorge!” se elevaba desde las gargantas como un grito desgarrado. En ese instante, las calles de la ciudad parecían suspendidas en un homenaje inquebrantable.

Minutos antes, Elba Marcovecchio, la esposa de Jorge Lanata, junto con las hijas del periodista, Bárbara y Lola, había llegado al lugar para acompañar el cortejo. La familia, profundamente afectada, permanecía en silencio, evitando cualquier contacto con los medios que se agolpaban en la Casa de la Cultura, donde el periodista había sido velado la noche anterior. Sin embargo, el dolor de su mujer quedó plasmado en una breve y conmovedora publicación en sus redes sociales, un testimonio de pérdida que resonó en quienes lo seguían de cerca.

En su silencio habitaban las palabras que no alcanzaron a decirse y los recuerdos que solo ella conserva. Una despedida que se extendió más allá de la madrugada, resonando en cada aplauso y en cada lágrima derramada por quienes se acercaron a rendir homenaje al hombre que, con sus palabras, tantas veces cuestionó al poder.

La jornada de despedida había comenzado el lunes 30, cuando, a las 15:20, se confirmó el fallecimiento del periodista tras seis meses de internación en el Hospital Italiano. Desde entonces, el impacto de la noticia movilizó a miles de personas, que acudieron a darle el último adiós en la Casa de la Cultura. Allí, desde las 23:30 hasta las dos de la madrugada, colegas, oyentes y amigos se reunieron en una vigilia emotiva, mientras la ciudad comenzaba a despedir el año con un aire de melancolía.

En las inmediaciones del Cabildo, las escenas eran de una intensidad abrumadora. Allí, las flores y las banderas argentinas se transformaron en símbolos de gratitud, un eco de los valores que Lanata había defendido durante su vida. A pesar de su ausencia, la figura del periodista parecía más presente que nunca.

En las calles de Buenos Aires y en los corazones de quienes lo admiraron, el nombre de Jorge Lanata sigue resonando. Y resonará por mucho tiempo.

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