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14 de agosto de 2024

Envejecimiento: cuáles son los cambios drásticos en el cuerpo a los 40 y 60 años

Una investigación comprobó que miles de moléculas y microbios se modifican de manera abrupta en dos periodos específicos de la vida. Este fenómeno podría explicar el aumento de enfermedades y mayores riesgos para la salud. Las recomendaciones de un experto para hacerles frente

>Las señales de Los investigadores evaluaron miles de moléculas diferentes en personas de entre 25 y 75 años, así como su “No estamos cambiando gradualmente con el tiempo; hay algunos cambios realmente dramáticos”, dijo el doctor Michael Snyder, autor principal del estudio. “Resulta que a mediados de los 40 es un momento de cambios drásticos, al igual que a principios de los 60. Y eso es cierto sin importar qué clase de moléculas se observen”.

“El envejecimiento es un proceso biológico complejo, que implica una serie de cambios graduales y acumulativos en las células, tejidos y sistemas del cuerpo. Estos cambios incluyen la acumulación de daño en el ADN, la disminución de la función mitocondrial, la inflamación crónica de bajo grado (que aumenta en la obesidad), y la alteración en la regeneración celular. Aunque los signos externos del envejecimiento, como las arrugas o la pérdida de masa muscular, pueden comenzar a notarse a diferentes edades, estudios sugieren que algunos procesos de envejecimiento celular pueden iniciarse ya a los 30 años”.

El médico expresó que las investigaciones actuales han identificado que el rango entre los 40 y los 60 años es un momento crucial en el que el cuerpo experimenta cambios biomoleculares significativos. “A los 40 años, se observan cambios en el perfil metabólico, hormonal y en la composición del microbioma intestinal (cantidad, calidad y diversidad de las bacterias que conviven en nuestro aparato digestivo). A los 60 años, se evidencia un incremento en la disfunción inmunológica y un riesgo más elevado de enfermedades crónicas como las cardiovasculares y neurodegenerativas”, señaló el doctor Ércoli.

El primer autor del estudio fue el doctor Xiaotao Shen, ex becario posdoctoral de Stanford Medicine. Shen es ahora profesor adjunto en la Universidad Tecnológica de Nanyang, Singapur.

Según la investigación, estos grandes cambios impactan en la salud; la cantidad de moléculas relacionadas con las enfermedades cardiovasculares mostró modificaciones significativas en ambos momentos, y aquellas relacionadas con la función inmune cambiaron en personas de alrededor de 60 años.

Los investigadores utilizaron datos de 108 personas a las que habían estado siguiendo para comprender mejor la biología del envejecimiento. Los conocimientos anteriores de este mismo grupo de voluntarios del estudio incluyen el descubrimiento de cuatro “ageotipos” distintos, lo que demuestra que los riñones, el hígado, el metabolismo y el sistema inmunológico de las personas envejecen a ritmos diferentes en distintas personas.

Descubrieron que miles de moléculas y microbios experimentan cambios en su abundancia, ya sea aumentando o disminuyendo: alrededor del 81% de todas las moléculas que estudiaron mostraron fluctuaciones no lineales en número, lo que significa que cambiaron más en ciertas edades que en otros momentos. Cuando buscaron grupos de moléculas con los mayores cambios en cantidad, descubrieron que estas transformaciones ocurrieron más en dos períodos de tiempo: cuando las personas tenían alrededor de 40 años y cuando tenían alrededor de 60 años.

Aunque muchas investigaciones se han centrado en cómo aumentan o disminuyen las diferentes moléculas a medida que se envejece y en cómo la edad biológica puede diferir de la edad cronológica, muy pocas han analizado la tasa de envejecimiento biológico. El hecho de que se produzcan tantos cambios drásticos durante los primeros años de la sexta década de la vida tal vez no sea sorprendente, dijo Snyder, ya que se sabe que muchos riesgos de enfermedades relacionadas con la edad y otros fenómenos relacionados con ella aumentan en ese momento de la vida.

“Esto sugiere que, si bien la menopausia o la perimenopausia pueden contribuir a los cambios observados en las mujeres de alrededor de 40 años, es probable que existan otros factores más significativos que influyan en estos, tanto en hombres como en mujeres. Identificar y estudiar estos factores debería ser una prioridad para futuras investigaciones”, afirmó Shen.

En personas de 40 años, se observaron cambios significativos en la cantidad de moléculas relacionadas con el metabolismo del alcohol, la cafeína y los lípidos, las enfermedades cardiovasculares y la piel y los músculos. En personas de 60 años, los cambios estaban relacionados con el metabolismo de los carbohidratos y la cafeína, la regulación inmunológica, la función renal, las enfermedades cardiovasculares y la piel y los músculos.

El equipo planea explorar los factores que impulsan estos grupos de cambios. Pero, sean cuales sean sus causas, la existencia de estos grupos indica la necesidad de que las personas presten atención a su salud, especialmente en los 40 y 60 años, dijeron los investigadores. Esto podría consistir en aumentar el ejercicio para proteger el corazón y mantener la masa muscular en ambas edades o disminuir el consumo de alcohol a los 40 años, ya que la capacidad para metabolizar el alcohol se ralentiza.

“Creo firmemente que deberíamos intentar ajustar nuestro estilo de vida mientras aún estamos saludables”, afirmó Snyder.

El doctor Ércoli explicó que es esencial implementar estrategias preventivas. “El ejercicio regular ha demostrado mejorar la función mitocondrial y reducir la inflamación sistémica, lo cual puede retrasar el envejecimiento biológico. Una dieta equilibrada, rica en antioxidantes y nutrientes esenciales, también es fundamental para proteger las células del daño oxidativo”.

Y agregó que las investigaciones sobre el envejecimiento y la promoción de la salud celular han informado que se obtendrían beneficios de los siguientes aspectos nutricionales y del estilo de vida, señaló el doctor Ércoli y brindó los siguientes consejos:

“La restricción calórica puede mejorar la salud metabólica, reducir la inflamación sistémica y disminuir la incidencia de enfermedades relacionadas con la edad, como diabetes tipo 2 y cáncer. Se cree que estos efectos se deben a la activación de vías celulares que promueven la reparación del ADN, la autofagia, y la resistencia al estrés oxidativo. Aunque los beneficios en humanos son prometedores, se necesitan más estudios clínicos para confirmar estos efectos” expresó el experto.

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