8 de septiembre de 2024
La frutilla, protagonista de la primavera argentina
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El cambio de estación se llena de color y sabor con la llegada de las frutillas, la fruta estrella de la temporada
A nivel mundial, China es el mayor productor de frutillas, con más de 3.2 millones de toneladas anuales, seguida por Estados Unidos, con aproximadamente 1.3 millones, y México, con más de 600.000 toneladas.
El cultivo de la frutilla en Argentina es una labor que combina tradición y modernidad, adaptándose a las condiciones únicas de cada región. Todo comienza con la cuidadosa selección de las variedades más adecuadas para cada zona. Entre las más cultivadas se encuentran Camarosa, San Andreas, Festival y Albión, cada una aportando características únicas en sabor, tamaño y resistencia. Estas plantas requieren de suelos bien drenados, ricos en materia orgánica y una atención constante para asegurar un crecimiento saludable.
La siembra se realiza generalmente entre marzo y mayo, según la región, y existen diferentes métodos de cultivo. En campo abierto es la técnica más tradicional, donde las frutillas crecen directamente en la tierra. Sin embargo, en los últimos años, se han implementado técnicas más innovadoras como la hidroponía, un sistema donde las plantas se cultivan en soluciones acuosas ricas en nutrientes sin necesidad de tierra, lo que permite un control más preciso sobre las condiciones de crecimiento y una mayor eficiencia en el uso del agua. Además, muchos productores utilizan túneles plásticos o macrotúneles que protegen las plantas de las inclemencias del tiempo, como heladas o lluvias excesivas, y permiten extender la temporada de producción.Argentina cuenta con varias zonas destacadas en la producción de frutillas, cada una aportando su propio sello distintivo:
.Buenos Aires: es la principal zona productora, concentrando alrededor del 37% de la producción nacional. Áreas como el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el sudeste bonaerense, particularmente Mar del Plata, son famosas por la calidad y abundancia de sus frutillas. Aquí, los productores han incorporado los sistemas hidropónicos que optimizan el uso del agua y mejoran la calidad del fruto..Tucumán: en el noroeste argentino, el “jardín de la república” aporta otro 24% de la producción nacional. Zonas como Lules y Tafí del Valle ofrecen frutillas de excelente calidad, gracias a sus condiciones climáticas favorables y suelos fértiles. La producción tucumana es vital para abastecer el mercado durante los meses de invierno y primavera temprana.
Otras regiones como Corrientes, Jujuy, Salta y la Patagonia también contribuyen significativamente, ofreciendo frutillas en diferentes épocas del año y enriqueciendo la diversidad del mercado nacional.La recolección de las frutillas es un proceso meticuloso que se realiza manualmente para garantizar que cada fruta llegue en perfectas condiciones al consumidor. La temporada de cosecha varía según la región:- Una vez cosechadas, las frutillas se distribuyen rápidamente a los mercados locales y nacionales para preservar su frescura y sabor. El Mercado Central de Buenos Aires es uno de los principales centros de distribución, desde donde se abastecen tiendas y puestos de todo el país. Además del consumo en fresco, una porción significativa de la producción se destina a la industria, donde se transforman en mermeladas, jugos, yogures y otros productos que disfrutamos durante todo el año.La producción de frutillas en Argentina no solo es una actividad económica importante, sino que también refleja el compromiso con prácticas agrícolas sostenibles y de calidad. Los productores trabajan constantemente en mejorar sus técnicas, incorporando innovaciones que permiten optimizar recursos y minimizar el impacto ambiental.
Con la llegada de la primavera, las frutillas vuelven a ocupar un lugar destacado en nuestras mesas, recordándonos la riqueza y diversidad de la producción argentina. Ya sea en una refrescante ensalada de frutas, adornando un esponjoso bizcochuelo o simplemente disfrutada al natural, cada frutilla lleva consigo el esfuerzo y la pasión de quienes la cultivan.
Este año, al saborear una frutilla fresca, podemos apreciar no solo su delicioso sabor, sino también la compleja y dedicada cadena que la trae desde los campos argentinos hasta nuestras manos, celebrando juntos la belleza y abundancia que nos regala la primavera.
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