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11 de septiembre de 2024

El ministerio de Defensa y la Armada Argentina retiraron por tres meses de la subasta pública al Aviso Alférez Sobral

Hoy a la tarde se dio a conocer la noticia: un buque emblemático de la guerra de Malvinas, que iba a ser subastado el viernes, tiene tres meses más de vida. Es el tiempo que dieron las autoridades nacionales para que se presenten planes viables para su conservación

>De común acuerdo entre el Ministerio de Defensa y la Armada Argentina, se retiró de la subasta pública el Aviso Alferez Sobral, programada para este viernes. De esta manera, las organizaciones que reclamaban la suspensión de la medida, disponen de tres meses para presentar un plan viable de conservación de la nave, veterana de Malvinas, y en la que dieron su vida su capitán y siete tripulantes la noche del 2 de mayo de 1982.

Infobae había alertado el 5 de marzo de este año como el día de ayer de la situación en la que se encontraba la nave la que, siendo radiada del servicio, debía ir a subasta pública para terminar desguazada y su estructura vendida como fierro.

Construido en 1944 en Estados Unidos, esta nave de 43,6 metros de eslora y 10,3 de manga, había participado en tareas auxiliares en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial bajo el nombre de USS Salish. En 1972, fue entregado a la Armada Argentina y lleva el nombre del Alférez José María Sobral, un destacado explorador militar y geólogo, que hizo historia en la Antártida.

En la noche del 1 de mayo, había sido derribado el Canberra MK-62, número 110 por un misil supersónico Sidewinder que impactó en su turbina derecha. Los pilotos, teniente Eduardo de Ibáñez y el primer teniente Mario González debieron eyectarse. El Sobral recibió la orden de ir a su rescate, a un punto establecido a 180 km al norte del Estrecho de San Carlos.

Al llegar, el Sobral fue sobrevolado por un helicóptero británico Sea King que luego se alejó. La dotación fue a cubrir los puestos de combate, esperando un ataque. Luego de unos cuantos minutos, apareció un segundo helicóptero, un Sea Lynx y se abrió fuego con el modesto armamento: un cañón de 40 mm y las ametralladoras de 20 mm, provocando que se alejara.

Eduardo Fondevila vio caer en llamas al cabo Enríquez, que se desplomó por la escala. Sergio Bazán lo cubrió con una manta y lo corrieron hacia un costado.

En ese segundo ataque un misil impactó de lleno en el puente de comando que, junto al puesto de radio ubicado debajo, quedaron destruidos. Mató a toda la gente que estaba allí menos a un cabo, que quedó herido. No hubo más víctimas gracias al comandante Gómez Roca que, luego del primer ataque, había ordenado que permaneciera en el puente de mando sólo la dotación indispensable, el resto quedó bajo cubierta.

En medio de gritos y de alaridos de los heridos, se desató un gran incendio, que pudo ser controlado. El cabo Enríquez, envuelto en llamas, se desplomó por la escala. Lo cubrieron con una manta y lo corrieron hacia un costado.

Comprobaron que las máquinas continuaban funcionando y que no había inundación. Bazán le ordenó a Fondevila conseguir la radio de emergencia, guardada en el cuarto de radio, que se estaba incendiando. Tomado a la escala, subió y se encontró con el cuerpo del cabo Tonina, que estaba colgando porque el piso del puente se había perforado. No pudo continuar porque el humo lo ahogaba. Contuvo el aire y volvió a subir. Corrió los restos del cabo Alancay, totalmente destrozado, y encontró la radio. Durante quince minutos transmitió el SOS en morse, además de pedidos de auxilio en radiotelegrafía y en radiotelefonía. “Mayday, Mayday”, sin decir quiénes eran.

Con ocho muertos a bordo, con el puente de navegación seriamente dañado, con los sistemas de navegación destruidos en los dos ataques sufridos, la disyuntiva que se les presentaba a la dotación del Aviso Alférez Sobral era ir a Malvinas o hacia el continente. Poner proa hacia las islas en esas condiciones suponía quedar a merced de otro ataque inglés o desviarse y tal vez terminar en la Antártida. Sólo contaban con un vigía en cubierta y con una brújula terrestre que se confundía con los hierros del maltrecho buque. De algo estaban seguros: las olas venían del norte y hacia allá se dirigieron el lunes 3 de mayo de 1982.

Luego de tres largos días de navegación sin saber a ciencia cierta hacia dónde se dirigían, avistaron la costa y un helicóptero de la Fuerza Aérea los sobrevoló en un punto al sur de Río Deseado.

Durante la travesía, transmitieron cada cinco minutos por la red de emergencia “para todas las estaciones que nos escuchan”. Un cabo, en su Spika escuchó que un locutor decía “para el señor Gómez Roca, hemos recibido su mensaje”. Sabían que estaban.

De pronto, el teniente de corbeta Casal cayó en la cuenta de que navegaban sin bandera, que se había perdido con el mástil en el ataque. Y ató la bandera de guerra a la pluma del buque.

El Aviso Alférez Sobral tuvo ocho caídos, comenzando con el capitán de corbeta Sergio Gómez Roca. Los otros fueron el guardiamarina Claudio Olivieri; el cabo principal Mario Alancay; el cabo segundo Sergio Medina; el cabo segundo Elvio Tonina; el cabo segundo Ernesto Del Monte; el marinero de 1ª Héctor Dufrechou y el conscripto Roberto D’Errico.

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