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6 de octubre de 2024

Las 5 autobiografías que revelaron los momentos más oscuros de las celebridades

Figuras reconocidas de Hollywood comparten sus experiencias con traumas y luchas con adicciones que marcaron sus vidas

>El glamour y la fama a menudo esconden realidades turbulentas que muchas celebridades prefieren ocultar. La vida pública de figuras como Demi Moore, Jennette McCurdy, Drew Barrymore, Whoopi Goldberg y Matthew Perry han revelado capas oscuras que van más allá de las luces brillantes de Hollywood.

¿Qué se siente cuando tu madre te prostituye por 500 dólares?”, se preguntó Demi Moore en sus memorias Inside Out, que fueron publicadas en 2019. Durante su infancia y adolescencia, Demi y su madre vivían de mudanza en mudanza. Su crianza fue notablemente inestable por la drogadicción de su progenitora y las deudas que las perseguían a donde fueran.

La agresión ocurrió después de que él, un hombre adulto, intentara amigablemente acercarse a Moore, una adolescente que aún cursaba en el instituto. Le repetía que era “un amigo de la familia”, pero ella siempre tendió a sentirse incómoda en su presencia. Entonces, Demi regresó de clases una tarde y él la estaba esperando en el living. No había atisbo de su madre por ninguna parte.

“He preferido omitir la secuencia de hechos y los detalles de todo lo que ocurrió desde que abrí la puerta principal, o las dudas que me surgieron sobre si había sido mi madre quien le había dado una llave, o la sensación de estar atrapada en mi propia casa con un hombre que me triplicaba la edad y me doblaba el tamaño, e incluso que me violara”, confesó.

Así, para culminar la narración de esta dolorosa experiencia, la estrella de Ghost respondió a su pregunta inicial de “¿qué se siente cuando tu madre te prostituye por 500 dólares?”: “Te sientes huérfana”.

Me alegro de que mi madre haya muerto, el libro autobiográfico de la ex estrella juvenil Jennette McCurdy, fue un éxito en ventas tras su lanzamiento en 2023. McCurdy saltó a la fama por integrar el elenco principal de iCarly, la exitosa serie de Nickelodeon creada por Dan Schneider, a quien no menciona de manera literal en sus memorias por el acuerdo monetario que ella y más actores mantienen hasta el día de hoy con la cadena televisiva.

Desde muy pequeña, la hizo sentir culpable por no ser una hija ideal, no ser lo suficiente bonita, no ser una buena actriz; afectando notablemente su autoestima, su vínculo con los demás y, por último, su gusto por la actuación. Aunque no parecía serlo en su rol de Sam Puckett para la recordad comedia, era una chica bastante tímida y con problemas para relacionarse.

Entre las anécdotas más duras que McCurdy expone en su libro, confesó que su madre la bañaba hasta los 17 años porque no confiaba en su higiene y la obligaba a ducharse con su hermano. Además, siempre revisaba sus partes íntimas, senos y vulva, con la excusa de advertirle sobre un posible cáncer. La solución de la actriz ante esta rutina traumática era disociar: volar hacia Fantasyland.

En 1990, la estrella en ascenso Drew Barrymore lanzó su autobiografía bajo el título Little Girl Lost. Para ese entonces tenía 15 años y ya había salido de rehabilitación dos veces. En su libro cuenta que, a las 11 años, ya había fumado marihuana y comenzó posteriormente con la cocaína en sus salidas al club Silverlake.

Drew lucho con todas sus fuerzas para mantenerse sobria, y evitar ser un nuevo caso de fracaso y objeto de burla de Hollywood. Una vez que se convirtió en una adulta, comenzó a dar importancia a algo que ellos nunca le habían enseñado: respetarse a sí misma.

En un segundo libro que publicó en 2015, Wildflower, aclaró que no guarda odio contra su madre y está atenta a sus necesidades: “No podría funcionar sin saber que está bien y cuidada. Estoy agradecida con esa mujer por haberme traído al mundo. Por poco ortodoxa que haya sido nuestra vida juntas, no le guardo rencor porque me gusta quién soy. Y para eso fue necesario cada paso del camino”.

Bits and Pieces: My Mother, My Brother, and Me se publicó este año y narra la faceta más íntima de Whoopi Goldberg. Después de ser nominada al Oscar por El color púrpura, la artista afroamericana logró llevarse la anhelada estatuilla por Mejor actriz de reparto con Ghost. Sin embargo, detrás del éxito y la fama se escondía el fantasma de una adicción, como “una criatura monstruosa acechando bajo mi cama”, según relató ella misma en su libro.

El punto más bajo de Goldberg, una “bofetada en la cara” como ella lo llama, ocurrió en un hotel de Manhattan. Durante su estadía, la actriz de cine no podía soportar más esta ansiedad por consumir el polvo blanco y se escondió en un armario a aspirar. De pronto, una camarera abrió la puerta y dio de gritos, llamando la atención de otros.

Matthew Perry tenía solo 14 años cuando probó por primera vez una bebida alcohólica, y creía que la sensación de embriaguez le ayudaba a calmar los nervios y la ansiedad. Años más tarde, necesitaría de un centro de rehabilitación para superar sus adicciones mientras filmaba uno de los momentos más importantes de la comida número uno de la televisión, Friends: la boda de Chandler Bing y Monica Geller (Courteney Cox).

En 2019, Perry estuvo a punto de morir cuando su colon estalló y fue internado de emergencia en un hospital. La cirugía para salvarlo tardó unas siete horas y él estuvo en coma durante dos semanas. Tras despertar, se mantuvo hospitalizado por cinco meses y se vio obligado a llevar una bolsa de colostomia por nueve meses.

En su autobiografía, Matthew Perry había descrito su relación con la ketamina como ser “ser golpeado en la cabeza con una pala gigante feliz”. Y narró cómo es que se le era suministrada durante su proceso de recuperación: “Me llevaban a una habitación, me sentaban, me ponían auriculares para que escuchara música, me vendaban los ojos y me ponían una vía”.

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