Viernes 13 de Junio de 2025

15.9°

EL TIEMPO EN PARANA

31 de diciembre de 2024

Val Kilmer la estrella que padeció un cáncer y se reinventó al perder uno de sus principales atributos actorales: la voz

Uno de los símbolos de Hollywood cumple 65 años. En la pantalla grande fue Batman y también Jim Morrison. Tenía mala fama entre los directores y productores. Su enfermedad y la tristeza por la muerte de seres queridos

>En la constelación de estrellas de Hollywood, Val Kilmer siempre brilló con una luz particular. Dueño de un carisma magnético y una versatilidad que lo llevó a encarnar desde héroes hasta poetas torturados, parecía destinado a dejar una marca imborrable en la industria cinematográfica. Sin embargo, su carrera, como su vida, estuvo signada por giros inesperados, desafíos personales y una capacidad única para reinventarse. Hoy, tras una batalla contra el cáncer de garganta que alteró drásticamente su voz y su salud, Kilmer sigue siendo un símbolo, un ejemplo de resiliencia y reinvención.

Su amor por las artes floreció temprano: fue el estudiante más joven en ser aceptado en la prestigiosa escuela Juilliard de Nueva York a los 16 años. Pero justo antes de llegar allí, su vida cambió trágicamente. Su hermano menor Wesley era aspirante a director y él lo adoraba. “Era un artista increíble. Siempre encontraba como asombrarme”, expresó el actor, asegurando que Wesley estaba destinado a ser otro Steven Spielberg o George Lucas. Pero en la víspera de la partida de Val a Juilliard, Wesley sufrió un ataque epiléptico, cayó a la pileta de la familia y se ahogó. “No pisé tierra hasta dos o tres años después de la muerte de mi hermano. Es como esa canción de Nickelback, ‘Estoy harto de ver las cosas sin sentirlas’”, dijo Val. En el 2019, Kilmer conmemoró a Wesley en Instagram con una foto de su niñez y la de sus hermanos, escribiendo: “Mis perfectos hermanos Mark y Wesley y yo”.

Su primer gran éxito llegó con la película Top Secret! (1984), una comedia absurda que mostró su habilidad para el humor y el canto. Sin embargo, fue su papel como Iceman en Top Gun (1986) lo que lo catapultó al estrellato. Había encontrado su vocación, pero algo lo amargaba. “Me gusta ser actor de reparto, pero tengo el look de un protagonista”, declaraba en cada entrevista que podía. Hasta que por fin le llegó su momento, cuando interpretó al torturado músico Jim Morrison en la película biográfica de Oliver Stone The Doors de 1991. Kilmer demostró ser un actor camaleónico; es brillante en el papel, cantó él mismo mientras interpretaba a Jim Morrison, y los verdaderos miembros de la banda dijeron que tenían dificultades para distinguir la voz de Kilmer de la de Morrison. Pero también comenzó a cimentar su problemática reputación durante la producción. O como Stone diplomáticamente lo explicó: “Habla de una manera que es impulsada desde el interior y no siempre se da cuenta de cómo las cosas que dice sonarán para otra persona”. La obsesión de Kilmer a veces hizo que algunos de sus colegas se distanciaran de él. La actriz Caitlin O’Heaney incluso afirma que Kilmer la atacó durante una audición para The Doors, que se salió de control. “Cuando llegué a la habitación Val Kilmer me levantó y me sacudió, y luego me tiró al suelo”, declaró O’Heaney, y presentó una denuncia por agresión un mes después de la audición. Finalmente le pagó 24.500 dólares como parte de un acuerdo. Sin embargo, la directora de casting de la película, Risa Bramon García, cree que la versión de los hechos de O’Heaney es desproporcionada, ya que se suponía que la escena en sí era física.

A principios de los 90, Kilmer logró dos de las actuaciones más aclamadas de su carrera: en Tombstone (1993) y en Fuego contra fuego (1995). Luego recibió la propuesta para reemplazar a Michael Keaton en Batman Eternamente (1995). Fue un éxito, pero Kilmer fue una pesadilla. El director Joel Schumacher lo llamó “infantil y complicado”. Val desarrolló una reputación de hacer demandas imposibles y de ser grosero con sus co-estrellas. Mientras hacía El santo (1997), le pidió al elenco que evitara el contacto visual con él. Su director de La isla del doctor Moreau (1996), John Frankenheimer declaró: “Nunca escalaré el Monte Everest y nunca volveré a trabajar con Val Kilmer”.

En el 2014, Kilmer comenzó a tener dificultades para tragar. Poco después, empezó a tener vómitos con sangre. Los médicos le dijeron que era cáncer de garganta. Su salud se estaba desvaneciendo rápidamente. Kilmer, creyente en la medicina alternativa, se vio atrapado entre su fe y las súplicas de sus hijos de buscar un tratamiento tradicional. Le rogaron a su padre que luchara por su vida. Él finalmente cedió a la presión. “No quería experimentar su miedo, que era profundo. Tendría que haberme ido y no quería estar sin ellos”, dijo.

Kilmer quiso mantener su batalla contra el cáncer de manera privada. Pero en el 2016, cuando se le preguntó a su co-protagonista de The Ghost And The Darkness (1996), Michael Douglas, sobre su propia lucha contra la enfermedad, mencionó la enfermedad de Kilmer. A Kilmer no le gustó eso para nada y fue a Facebook para negar la historia. Y escribió: “Amo a Michael Douglas, pero él está mal informado. No tengo ningún tipo de cáncer”. Pero eso no era cierto. Kilmer estaba en remisión así que su argumento era engañoso. “No tenía cáncer. Es como si en la secundaria tuvieras roto un hueso. Y años después te preguntaran ‘¿Tienes un hueso roto?’ dirías que no”, explicó. Hasta que en abril del 2020, Kilmer apareció en Good Morning America y admitió: “Me diagnosticaron un cáncer de garganta que se curó muy rápidamente”. Pero al estilo clásico de Kilmer, se aseguró de preceder esa admisión estoicamente diciendo: “Me siento mucho mejor de lo que sueno, me siento maravillosamente”.

El impacto en su carrera fue inmediato. Para un actor cuya voz era una herramienta fundamental, la pérdida fue devastadora. Durante años, se retiró en gran medida de la actuación, enfocándose en otros proyectos artísticos como la pintura y la escritura. En su libro de memorias I’m Your Huckleberry (2020), reflexionó sobre esta etapa con honestidad: “La vida me despojó de muchas cosas, pero también me dio una nueva perspectiva. Aprendí a apreciar lo que tengo en lugar de lamentar lo que perdí”.

Cuando se anunció la secuela de Top Gun, muchos se preguntaron si Kilmer volvería a interpretar a Iceman, uno de los personajes más queridos de la película original. Para sorpresa de todos, el director Joseph Kosinski y el protagonista Tom Cruise insistieron en incluirlo, a pesar de sus limitaciones físicas. En Top Gun: Maverick (2022), Kilmer aparece en una emotiva escena que refleja tanto la historia de su personaje como su propia vida. Iceman, ahora un almirante retirado, también enfrenta problemas de salud que lo han dejado sin voz. La interacción entre Cruise y Kilmer es breve pero conmovedora, un tributo a la amistad que ambos actores forjaron en el set décadas atrás.

“Fue un desafío técnico y emocional”, explicó Kosinski en una entrevista. Para recrear la voz de Kilmer en una breve línea de diálogo, se utilizó inteligencia artificial, un avance tecnológico que permitió que el actor “hablara” en la pantalla. Kilmer, por su parte, describió la experiencia como “un regalo”.

La medicina moderna pudo haber salvado la vida de Val Kilmer, pero él no quedó muy satisfecho. Él presume haber podido una vez hacer cien voces e imitaciones diferentes, y cree que fue su tratamiento lo que causó la pérdida de su voz: “Esto es por causa de la radiación y la quimioterapia. No por el cáncer”. Mirando hacia atrás en su vida, Kilmer acepta su destino, pero también se lamenta de cuánta gente lastimó en el camino: “Cada uno tiene que trabajar en su propia salvación, cómo vivir y con qué moralidad. Y descubrí que lo que me hace sentir mal es haber herido a personas en ese proceso”.

Aunque su voz ya no sea la misma, Kilmer no dejó de expresarse. Su arte visual, una pasión que cultivó durante años, ganó reconocimiento en exposiciones internacionales. Además, el documental sobre su vida ofrece una mirada sin filtros: sus triunfos, sus errores y su lucha por encontrar un propósito en medio de la adversidad. Kilmer reflexiona sobre su carrera y su enfermedad con una mezcla de nostalgia y aceptación. “No quiero que me recuerden solo como un actor. Quiero que me recuerden como alguien que amó profundamente lo que hacía y que nunca dejó de buscar la verdad en el arte”, dice en una de las escenas más memorables.

Val Kilmer enfrentó uno de los mayores desafíos que un actor puede imaginar y salió del otro lado con una nueva perspectiva de la vida y el arte. Su capacidad para adaptarse y reinventarse, incluso cuando las circunstancias parecían insuperables, es un testimonio de su espíritu indomable. Hoy, Kilmer sigue siendo una figura inspiradora. Su lucha contra el cáncer y su regreso al cine en Top Gun: Maverick son muestras de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para la esperanza y la creatividad.

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!

  • Desarrollado por
  • RadiosNet