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14 de mayo de 2025

Trump se reunió con Ahmad al-Sharaa, el nuevo líder de Siria: le pidió que se sume a los acuerdos de Abraham con Israel

Fue la primera reunión entre un presidente estadounidense y un jefe de Estado sirio en 25 años. El príncipe saudita Mohammed bin Salman ofició de anfitrión en Riad

>El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantuvo un encuentro histórico con el presidente de Siria, Ahmad al-Sharaa, a quien el mandatario estadounidense le pidió normalizar las relaciones con Israel.

Durante su encuentro con el presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, el mandatario estadounidense Donald Trump planteó cinco condiciones fundamentales para levantar las sanciones de Washington y reanudar las relaciones bilaterales. Entre los requisitos figuran la adhesión de Siria a los Acuerdos de Abraham para normalizar vínculos con Israel, la deportación de terroristas extranjeros, la expulsión de grupos terroristas palestinos, la cooperación para evitar un resurgimiento del ISIS y la asunción del control de las prisiones del ISIS actualmente en manos de las fuerzas kurdas. A cambio, Trump se comprometió a restablecer las relaciones diplomáticas.

El presidente interino de Siria, quien es cuestionado desde algunos sectores por su pasado yihadista, y Trump se estrecharon la mano al reunirse junto al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, y, mediante videoconferencia, con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, el principal apoyo del nuevo gobierno en Damasco.

Washington detalló que el encuentro se desarrolló a puertas cerradas, sin acceso directo a periodistas, pero permitió que ambos mandatarios discutieran temas sensibles. Trump anunció, antes de la reunión, que su administración levantará las sanciones económicas impuestas a Damasco desde hace más de una década. En Riad, Trump expresó su intención de dejar atrás las “guerras eternas” de Estados Unidos en Oriente Medio y afirmó: “Eliminamos las sanciones para darle a Siria una oportunidad de paz bajo el liderazgo de al-Sharaa”.

Estos movimientos despertaron entusiasmo en las calles de la capital siria, donde miles de ciudadanos celebraron con fuegos artificiales y banderas. Las sanciones, impuestas en 2011 como presión sobre el régimen de Bashar al-Assad, serán eliminadas si se establece un gobierno capaz de garantizar la paz, según indicó la administración de Trump. El presidente manifestó su esperanza en que al-Sharaa contribuya a estabilizar el país, aunque persistan dudas sobre sus lazos con grupos extremistas.

Durante el discurso dirigido a la cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo, Trump comentó sobre la situación siria: “Actualmente estamos explorando la normalización de las relaciones con el nuevo gobierno de Siria, como saben”. Además, destacó la participación del Secretario Rubio en conversaciones con el Ministro de Asuntos Exteriores sirio en Turquía y mencionó: “Estoy ordenando el cese de las sanciones contra Siria para darles un nuevo comienzo. Les da una oportunidad de grandeza”.

La gira de Trump por el Golfo Pérsico incluye además una visita a Qatar, considerado un aliado estratégico de Estados Unidos. Qatar, liderado por el emir Tamim bin Hamad Al Thani, ha jugado un papel esencial en la mediación de conflictos en Gaza y en negociaciones con los talibanes en Afganistán. La Base Aérea Al-Udeid, ubicada en Qatar, destaca la importancia militar y estratégica del país.

La figura de Ahmad al-Sharaa es fundamental para comprender el contexto de esta reunión. Al-Sharaa, que adoptó el nombre de guerra Abu Mohammed al-Golani, se unió a las filas de los insurgentes de Al Qaeda durante la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en 2003. Posteriormente, se vinculó al Frente Nusra, una rama de Al Qaeda en Siria, antes de desvincularse de la organización y crear su propio grupo, Hayat Tahrir al-Sham (HTS).

El grupo de al-Sharaa ha sido responsable de importantes ofensivas contra las fuerzas del gobierno sirio y sus aliados. En 2019, HTS lideró una ofensiva sorpresa que permitió a los insurgentes tomar el control de Damasco, terminando con más de medio siglo de gobierno de la familia Assad. Sin embargo, a pesar de sus vínculos con Al Qaeda, al-Sharaa ha intentado distanciarse de la organización y ha renegado de su antigua afiliación.

El acercamiento de Trump a al-Sharaa es el resultado de un largo proceso de evaluación de la situación en Siria. Aunque las sanciones contra Siria se mantuvieron durante la administración de Trump, así como bajo el gobierno de su predecesor, Joe Biden, las tensiones en la región y los cambios políticos han llevado a los Estados Unidos a reconsiderar su postura. Trump ha expresado que confía en que al-Sharaa pueda ayudar a estabilizar el país, a pesar de sus antecedentes y las dudas que persisten sobre su relación con grupos extremistas.

Hay un nuevo gobierno que, con suerte, logrará estabilizar el país y mantener la paz”, dijo Trump, sugiriendo que la situación en Siria podría cambiar si se produce una transición de poder en el país.

La gira de Trump por Oriente Medio no solo incluye reuniones con al-Sharaa en Arabia Saudí, sino que también lo llevará a Qatar, un aliado estratégico de Estados Unidos en la región.

Qatar, un pequeño, pero influyente estado del Golfo Pérsico, ha sido un jugador clave en la política internacional, especialmente en relación con su mediación en conflictos en Gaza y su papel en las negociaciones con los talibanes en Afganistán.

Qatar es conocido por su apoyo a diversas facciones islamistas, incluido el respaldo a los Hermanos Musulmanes y a grupos insurgentes en Siria, lo que ha generado tensiones con otros países del Golfo Pérsico, como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.

Qatar ha estado en el centro de varias controversias internacionales. Ha sido acusado de sobornar a figuras políticas y de estar involucrado en escándalos de corrupción, como el escándalo “Qatar-gate”, que implicó a legisladores europeos y miembros de la FIFA.

Un tema polémico que ha surgido en el marco de la gira de Trump es la oferta de Qatar de regalarle un lujoso Boeing 747-8, que podría ser utilizado como el nuevo Air Force One, mientras Boeing construye una versión actualizada del avión presidencial. Esta oferta ha sido recibida con escepticismo por algunos críticos, quienes señalan que aceptar un regalo tan costoso de un gobierno extranjero podría socavar la percepción pública de la integridad de la presidencia de Estados Unidos.

Trump, por su parte, ha defendido la oferta como una propuesta fiscalmente inteligente para los contribuyentes estadounidenses, argumentando que el avión sería “gratis” y que representaría un ahorro significativo en costos.

(Con información de The Associated Press)

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