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2 de agosto de 2025

El veredicto del FMI sobre la marcha del plan económico de Milei: avances y la advertencia por las reservas

Más allá de los reconocimientos al esfuerzo fiscal y la reducción de la inflación, el organismo insiste sobre la necesidad de acumular divisas y pone como ejemplo a Chile, Colombia y México

>Más allá de las menciones a los “avances sólidos” en la implementación del acuerdo alcanzado con la Argentina a mediados de abril pasado, incluidas las necesarias “medidas correctivas” que debió tomar el gobierno, lo esencial del Staff Report publicado ayer por el Fondo Monetario Internacional es la continuidad del respaldo del organismo y el énfasis en el objetivo, que el gobierno postergó en los primeros meses, de aumentar las reservas internacionales del Banco Central.

El organismo destacó que el programa tuvo un comienzo sólido y un “desempeño, en general, positivo”. “La meta principal de superávit fiscal para finales de mayo se cumplió con margen, no hubo financiamiento monetario del Banco Central y los programas sociales continuaron brindando una cobertura adecuada”, agregó.

Un gráfico del informe, en el que el Fondo incluye a la Argentina y a otras quince economías emergentes es muy claro en cuanto a la pata más floja de la política económica: las muy escasas reservas internacionales. Si se cuentan los desembolsos del FMI, la Argentina aparece allí como el segundo país, detrás de Ecuador, más escuálido de reservas según la métrica de evaluación de reservas del Fondo (ARA Metric), que básicamente busca determinar cuán “adecuadas” son las reservas externas de que dispone un país para afrontar shocks adversos. Esos “shocks”, lo sabe bien la historia argentina, pueden ser tanto de naturaleza financiera como de origen político.

Si se excluyen los desembolsos del FMI, la Argentina es, por buen margen respecto de casi todos los demás incluidos, como puede observarse en el gráfico, el país más flojo de reservas.

El Fondo rescata que inflación y expectativas inflacionarias muestran una “tendencia sostenida a la baja” y que el tipo de cambio se mantuvo durante los primeros tres meses de aplicación del programa cerca del punto medio dentro de una banda más amplia y que la brecha cambiaria “prácticamente desapareció” Reconoce también quelas políticas fiscales y monetarias estrictas “facilitaron la transición hacia un régimen cambiario más flexible y permitieron la eliminación de la mayoría delas restricciones al mercado de divisas” y apunta que la actividad económica se mantiene resiliente, lo que a su turno contribuye a la reducción de la tasa de pobreza.

El FMI mantiene además una proyección del crecimiento del PBI de 5,5% en 2025 y una inflación al cierre del año de entre 20 y 25% y un déficit de cuenta corriente de 1,7%, más de cuatro veces la estimación previa del 04%, cambio que atribuye a una demanda interna superior a lo previsto y a la flexibilización de las restricciones a la importación.

En cuanto a riesgos, advierte por las crecientes tensiones comerciales y geopolíticas y a los desafíos propios de la implementación de in programa de reformas, en especial hasta las elecciones legislativas de octubre. Más aun, en sus evaluaciones políticas, el FMI arriesgó incluso que la confrontación entre el Ejecutivo y el Congreso por la sanción de 3 leyes que el presidente Milei adelantó que vetará Al Fondo tampoco pasa por alto ciertas finezas financieras, como el efecto de los intereses de las Lecap (que se capitalizan) sobre las necesidades financieras. Al respecto, precisa que si bien e Argentina registró un superávit primario en efectivo acumulado de 0,8 % del PIB hasta mayo, un 0,1% por sobre la meta indicativa del programa para ese mes, pero apunta en otra nota al pie que si se consideran todos los pagos de intereses capitalizados al sector privado por encima de la línea, el saldo global en efectivo mostraría un déficit de caja 1,2 % del PIB.

Pero el mensaje con tono de advertencia vuelve varias veces sobre la necesidad de reconstrucción de reservas que –advierte- “avanza con mayor lentitud de la esperada, debido a un déficit en cuenta corriente más amplio, impulsado por una fuerte demanda interna y una relajación significativa de las restricciones a las importaciones”.

Según el documento, el compromiso del gobierno, y en particular del Banco Central, es mantener la flexibilidad cambiaria y priorizar la acumulación de reservas, con el dólar fluctuando dentro de bandas ampliadas, “mientras se evitan ventas de divisas y se realizan compras oportunistas para fortalecer los colchones de reservas, en línea con el aumento de la demanda de pesos”, algo que el Gobierno no hizo entre abril y junio, el período de mayor liquidación de agroexportaciones, cuando el propio presidente Milei había dicho que el gobierno no compraría dólares a menos que este bajar hasta la franja inferior de la banda cambiaria.

La acumulación de reservas, prosigue, dependerá también de la capacidad sostenida de acceder a los mercados internacionales de capital para refinanciar obligaciones en moneda extranjera y de mantener políticas suficientemente restrictivas respaldadas por marcos de política mejorados.

Aunque no se hizo en la primera etapa de vigencia del acuerdo, el Fondo ratifica así que las compras de divisas “dentro de la banda” son clave para reducir el riesgo-país y reforzar los márgenes de seguridad económico-financiera ante eventos adversos. Y señala que el Banco Central asumirá un papel más activo en este proceso, con adquisiciones de divisas bajo un cronograma previsible, “como ocurre en Chile, Colombia y México en el marco de sus regímenes de tipo de cambio flexible”.

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