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23 de noviembre de 2025

El auge de la IA está cambiando de velocidad: ¿por qué la gente no puede dejar de preocuparse?

Es una época de superlativos en la industria tecnológica, con beneficios, cotizaciones bursátiles y precios de transacciones históricos. Es suficiente para poner muy nerviosas a algunas personas

>No sería exagerado describir este periodo de crecimiento hiperactivo en la industria tecnológica como un momento histórico.

Hace apenas tres semanas, Nvidia se convirtió en la primera empresa que cotiza en bolsa con un valor de 5 billones de dólares. Microsoft, Google, Apple y Amazon también se valoran ahora en billones. En sus trimestres más recientes, las cuatro empresas declararon más de 110.000 millones de dólares en ganancias combinadas.

Sin embargo, algunos expertos del sector afirman que hay algo inquietante detrás de todas estas noticias positivas. Observan lo mismo que Huang: un crecimiento espectacular, gran creación de riqueza y también un castillo de naipes. Dicen que es difícil saber cuál será el daño si se derrumba.

Sin embargo, el principal argumento de los pesimistas contra el auge de la IA es el dinero que está entrando en el mundo de las empresas emergentes y los miles de millones que esas empresas están gastando en centros de datos.

OpenAI no es rentable y no espera serlo hasta 2030. Anthropic también está en números rojos. Thinking Machines acaba de sacar su primer producto.

“Lo que está haciendo OpenAI es el caso más dramático de ‘Finge hasta que lo logres’ que jamás hayamos visto”, comentó Gil Luria, jefe de investigación tecnológica de D.A. Davidson. “Están asumiendo enormes compromisos que literalmente no pueden permitirse”.

“Tan solo Stargate —si de verdad alcanza los 500.000 millones de dólares— sería el mayor proyecto de infraestructuras del mundo, varias veces”, afirmó Evan Conrad, director ejecutivo de San Francisco Compute, una empresa emergente especializada en hardware para IA.

“El progreso en los avances generacionales —como los ferrocarriles, la electricidad e internet— viene de una inversión audaz y una convicción a largo plazo”, aseguró el portavoz, Steve Sharpe. “En menos de tres años hemos construido la plataforma para consumidores y empresas de más rápido crecimiento de la historia”.

En los últimos 12 meses, Google, Microsoft, Amazon y Meta gastaron cerca de 360.000 millones de dólares en nuevos centros de datos. Con sus enormes ganancias, pueden permitírselo. Otras empresas tienen que endeudarse. Esto incluye a empresas consolidadas como el fabricante de software Oracle y otras más pequeñas con nombres como CoreWeave y Nebius.

Además, los críticos afirman que algunos de los acuerdos que OpenAI ha cerrado con fabricantes de chips, empresas de computación en nube y otros son extrañamente circulares. OpenAI va a recibir miles de millones de las empresas tecnológicas, pero también va a enviar miles de millones a esas mismas empresas para que le paguen la potencia de cálculo y otros servicios.

(The New York Times demandó a OpenAI y Microsoft, pues alegó infracción de los derechos de autor de contenidos periodísticos relacionados con los sistemas de IA. Las dos empresas han negado las afirmaciones de la demanda).

El martes, Nvidia anunció un acuerdo similar de 10.000 millones de dólares con Anthropic, que comprará 30.000 millones de dólares en computación de IA respaldada por chips de Nvidia. Ese dinero se destinará en realidad a comprar potencia de cálculo a Microsoft, que también invirtió 5000 millones de dólares en Anthropic.

Muchas empresas justifican su gasto porque no solo están fabricando un producto, sino que están creando algo que cambiará el mundo: la inteligencia artificial general, o IAG, una máquina que puede hacer cualquier cosa que haga el cerebro humano. El problema es que ninguno de ellos sabe cómo hacerlo.

“Es una apuesta por la IAG o la quiebra”, afirmó Korinek.

Casi 8 de cada 10 empresas han declarado que aún no han utilizado tecnologías de IA. Otras tantas afirman que estas tecnologías “no han tenido un impacto significativo en los resultados”, según un estudio reciente de McKinsey & Co.

Sin embargo, incluso entre algunos ejecutivos de las empresas más ricas de Silicon Valley, el dinero que circula es preocupante.

Los veteranos del sector tecnológico suelen comparar el auge de la inteligencia artificial con la burbuja de los sitios puntocom de los años noventa. Cuando aquella burbuja estalló, desaparecieron cientos de nuevas empresas y las compañías establecidas que vendían tecnología a esos jóvenes experimentaron enormes pérdidas. Pero otras tuvieron un éxito duradero y, de hecho, cambiaron el mundo, sobre todo Amazon y Google.

© The New York Times 2025.

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