21 de diciembre de 2025
Refugios subterráneos: cómo es la nueva estrategia que prueban científicos para habitar la Luna

Ante un entorno sin atmósfera ni magnetosfera, expertos desarrollan sistemas robóticos para resguardar a astronautas de la radiación, el frío extremo y el estrés térmico
Este último hallazgo, De este modo, a través de dos trabajos distintos, la ciencia traza un nuevo mapa para la exploración sostenida de la Luna y, más adelante, de Marte.
La superficie lunar representa uno de los ambientes más hostiles del Sistema Solar. La ausencia de atmósfera y de magnetosfera deja al terreno expuesto a una radiación solar y cósmica intensa, muy superior a la que recibe la Tierra. Las temperaturas oscilan de forma extrema, con máximos superiores a los 120 grados Celsius en las zonas iluminadas y descensos bruscos por debajo de los 140 grados bajo cero en la oscuridad. En regiones polares en sombra permanente, los valores térmicos pueden caer aún más. A eso se suma el impacto constante de micrometeoritos que erosionan el suelo a gran velocidad.En ese contexto, sostener una presencia humana a largo plazo en la superficie implica desafíos tecnológicos y biológicos de enorme complejidad. La alternativa de buscar refugio natural bajo la superficie cobró fuerza a partir de la identificación de tubos de lava formados por antiguas erupciones volcánicas.El estudio liderado por la Universidad de Trento resolvió una incógnita que acompañó a la ciencia lunar durante más de medio siglo.
La clave del hallazgo estuvo en el reanálisis de datos obtenidos en 2010 por la misión Lunar Reconnaissance Orbiter de la “Años después, hemos vuelto a analizar estos datos con técnicas complejas de procesamiento de señales que hemos desarrollado recientemente y hemos descubierto reflexiones de radar de la zona del pozo que se explican mejor por un conducto de cueva subterránea. Este descubrimiento proporciona la primera evidencia directa de un tubo de lava accesible bajo la superficie de la Luna”, señaló Bruzzone.
El equipo no solo identificó la estructura, sino que también logró modelar una parte del conducto. “Gracias al análisis de los datos, pudimos crear un modelo de una parte del conducto”, explicó Leonardo Carrer, investigador de la Universidad de Trento. “La explicación más probable para nuestras observaciones es un tubo de lava vacío”.Wes Patterson, investigador principal de Mini-RF en el Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins, destacó el alcance del descubrimiento.
También subrayó que el trabajo tiene implicaciones directas para futuras misiones, en un entorno donde la radiación y las temperaturas extremas hacen inviable la vida humana sin protección. “Cuevas como esta ofrecen una solución a ese problema”, remarcó.
Mientras la ciencia confirmaba que los tubos de lava existen, la ingeniería europea avanzó en cómo explorarlos. Un consorcio que incluyó al Laboratorio de Robótica Espacial de la Universidad de Málaga diseñó un concepto de misión centrado en la exploración robótica del subsuelo lunar.
Las pruebas se realizaron en febrero de 2023 en una cueva volcánica de Lanzarote, una isla que funciona como laboratorio natural para la exploración planetaria. La campaña, liderada por el Centro Alemán de Investigación en Inteligencia Artificial, con participación de la Universidad de Málaga y la empresa española GMV, permitió validar un plan de misión dividido en cuatro fases.
Primero, los robots mapearon de forma cooperativa el área alrededor de la entrada del túnel. Luego, desplegaron un cubo de carga útil sensorizado que se introdujo en la cueva para recolectar datos iniciales y simular una caída libre similar a la que ocurriría en la Luna. En la tercera etapa, un rover descendió mediante un sistema de rápel a través de la entrada vertical. Finalmente, el robot explorador recorrió el interior del tubo y generó un mapeo tridimensional detallado.El estudio concluyó que un grupo coordinado de robots autónomos puede explorar y cartografiar de forma eficaz un tubo de lava, incluso en condiciones extremas. Este tipo de sistema resultó clave para evaluar cuevas lunares como posibles sitios de base protegidos y representó un impulso importante para el desarrollo de tecnologías robóticas autónomas aplicadas a la exploración planetaria.
La convergencia entre el descubrimiento científico y la validación tecnológica redefine las próximas etapas de la exploración lunar. La confirmación de un tubo de lava accesible aporta el objetivo concreto. Los robots probados en Lanzarote ofrecen el medio para investigarlo sin poner en riesgo vidas humanas. Antes de que una base lunar se materialice, estos sistemas permitirán estudiar estabilidad estructural, dimensiones, accesibilidad y condiciones ambientales internas.El próximo gran paso de la exploración espacial podría no estar en la superficie, sino varios metros por debajo de ella.
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