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7 de junio de 2024

Un arquero que atajó con la 10, estadios sin agua caliente y la polémica lista de Passarella: la bochornosa Copa América de Argentina en 1997

Previo al Mundial de Francia, aquella Selección compuesta por mayoría de jugadores locales fue eliminada por Perú en cuartos de final

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Pacha Cardozo cuenta que no hay agua en el estadio (Copa América 97)

Para colmo, en la segunda práctica se lesionó -de manera insólita- uno de los posibles titulares: Roberto Monserrat. El mediocampista de River fue víctima de una de las típicas manteadas que los jugadores le propinan al compañero derrotado en algún juego con pelota durante la entrada en calor. Hubo palmadas en la cabeza, varios cachetazos en la espalda y algunas patadas en los glúteos. Por mala fortuna para el Diablo, alguien le dio con la punta del botín en el isquiotibial derecho y lo desgarró.

En una entrevista con este medio, Monserrat repasó su triste estadía en esa Copa: “No podía ni caminar y todavía no habíamos jugado. Passarella estaba peleado con Ramón Díaz y no me quería dejar ir a Buenos Aires para recuperarme. Encima, el lugar era muy feo, te ahogabas todo el tiempo por la altura y no había mucho para hacer. A lo sumo me podía juntar a tomar mates con el Flaco Pellegrino, el Pacha Cardozo y el Muñeco Gallardo”.

El Diablo ubicó a la Copa América 97 como una de las peores cosas que le pasaron en el fútbol: “Borré de mi cabeza ese torneo, ni me acuerdo cómo salieron los partidos”. Para hacer pasar el tiempo, escuchó una y otra vez un CD de Grupo Green, banda de cumbia del momento. Su pesar fue tan grande que desterró sus sueños de estar en Francia 98 a la vuelta al país.

Las tareas estaban bien divididas en el cuerpo técnico. Sabella, el estudioso, tomaba nota de todos los detalles. Gallego, secuaz de Passarella, vigilaba que los futbolistas se alimentaran bien y hasta se paseaba por los pasillos de la concentración en la noche para pispear el interior de las habitaciones y así cerciorarse de que todos descansaran correctamente. Passarella hacía mucho hincapié en la parte anímica. El profe Pizzarotti tenía afinado al plantel en el aspecto físico y se implicaba en la unión de grupo. Eduardo Bongiovanni, jefe de prensa, hacía malabares con la logística para que la difícil estadía en Bolivia fuera lo más llevadera posible.

Lechuga
Lechuga Roa usó la camiseta número 19 en esa Copa América (Getty)

El 11 de junio de 1997, Argentina debutó en el estadio Félix Capriles con un empate sin goles frente a Ecuador. Passarella alistó a Nacho González (con la camiseta 10); Jorge Martínez, Pablo Rotchen, Mauricio Pellegrino, Raúl Cardozo; Gustavo Zapata, Claudio Husaín, Rodolfo Cardoso; Gustavo López, Julio Cruz y Marcelo Delgado.

“Es preferible manejar bien la pelota y llegar al arco contrario tocando. No se puede presionar”, argumentó en una de sus conferencias de prensa Passarella, aduciendo que la altura les jugaba en contra. El conjunto nacional mejoró su puntería frente a Chile y obtuvo su primer -y agónico- triunfo. Los autores de los tantos fueron Sergio Berti y Marcelo Gallardo.

En la tercera fecha, contra Paraguay, se jugó el pase a la siguiente ronda. Fue un partido trabado, durísimo. Argentina pudo ponerse en ventaja mediante una pena máxima ejecutada por Gallardo que se fue por arriba del travesaño. Minutos después quien no falló desde los 12 pasos fue José Luis Chilavert, que adelantó a los guaraníes. Sobre la hora, el árbitro uruguayo Jorge Nieves sancionó otra infracción adentro del área a favor de la Albiceleste y esta vez el Muñeco no perdonó. Fue 1-1 y segundo puesto en la zona, detrás de Ecuador. El empate obligó a la delegación a mudarse a Sucre.

El saldo fue positivo: el equipo terminó invicto, con dos empates y una victoria, y apenas un gol en contra. Pero la falta de figuras de renombre generaba poca expectativa en el público. El estadio Capriles de Cochabamba lucía prácticamente desierto (las concurrencias fueron de 17.000, 9.000 y 8.000 espectadores, respectivamente) y ni siquiera tenía agua caliente: los futbolistas tenían que volver al hotel con la indumentaria transpirada para ducharse.

Resumen de Argentina-Perú (cuartos de final Copa América 97)

Después de cuatro días de descanso, Argentina salió a jugar ante Perú, que tuvo un día menos para recuperarse pero no se movió de la capital boliviana. Passarella volvió a ensayar modificaciones sin encontrarle la vuelta a la impericia ofensiva. El Chelo Delgado y Julio Cruz transformaron en figura al arquero Miguel Miranda y los peruanos quebraron el cero a través del volante Eddy Carazas, que luego del torneo pasaría por Belgrano de Córdoba.

Passarella, evidentemente disconforme con lo que ofrecieron sus dirigidos en los primeros 45 minutos, realizó tres variantes en el entretiempo (en esa época el máximo era de tres). Adentro Jorge Martínez, Sergio Berti y el Cholo Martín Posse. “Si hubiera tenido un cuarto cambio, quizás lo hacía”, diría más tarde el DT.

Gallardo, manija del elenco argentino, dispuso de un nuevo penal pero no logró batir a Miranda. Para colmo, el lateral Martín Hidalgo (años después jugaría en Vélez y Colón) amplió para Perú y el equipo del Kaiser se convirtió en un manojo de nervios. A falta de 25 minutos para el final, el Muñeco se sacó la espina con otro penal, acortó la diferencia en el tanteador y fue a buscar la pelota al fondo del arco para trasladarla a la mitad de cancha y acelerar la reanudación. Miranda se la quitó y hubo un forecejeo que terminó con una amarilla para el peruano y otra para el enganche de River, que ya estaba amonestado. Eduardo Berizzo, por protestar, también vio la segunda tarjeta. Argentina estaba 1-2 en el tanteador, pero quedó 9 contra 11 en cancha.

Gallardo y Passarella hablan tras la eliminación de Argentina en la Copa América 97

La cuesta se hizo muy empinada y, para colmo, Gustavo Zapata también vio la roja. La Selección terminó con 8 futbolistas y se despidió de la Copa América de Bolivia. El endeble Perú sería vapuleado 7-0 por Brasil en la ronda siguiente y perdería el duelo por el tercer puesto con México.

“Podríamos haber hecho un mejor papel. Hoy era difícil pero ganable el partido”, analizó Gallardo, que atravesaba la transición de promesa a realidad. Passarella, en llamas, fue contundente ante los micrófonos: “No es el momento para dar un veredicto de los fundamentos y las cosas negativas y positivas para rescatar. Quedamos eliminados por mérito propio. Me voy caliente y me guardo para mí por qué estoy así”. Además, negó considerar la eliminación como un fracaso: “Eso diría si no nos clasificáramos al Mundial o hiciéramos un mal Mundial”.

Esta fue la segunda y última experiencia de Passarella como DT en Copa América, ya que dos años antes había perdido también en cuartos de final por tanda de penales contra Brasil, la noche de la recordada mano de Túlio.

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