18 de agosto de 2024
¿Por qué olvidamos los nombres? 10 estrategias mentales para memorizar más rápido y mejor
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No recordar cómo se llama una persona o equivocarnos las palabras es normal. Sin embargo, si se produce con frecuencia puede ser preocupante. Los expertos explican qué pasa en el cerebro ante estas confusiones y brindan ejercicios para activar estas habilidades
“Tiene Y destacó que uno de los cambios que ocurren es no recordar nombres de personas o no encontrar la palabra justa para mencionar algo, pero después las recordamos, por lo cual no es un dato que haya desaparecido de la memoria y constituye algo normal en la evolución de la mente a lo largo del tiempo.
El licenciado Juan Carrillo, integrante del Departamento de Neuropsicología de INECO explicó a En un “Descubrimos que a menudo a los miembros de la familia se los nombra de forma equivocada con el nombre de otro miembro de la familia y a los amigos ocurre los mismo con el nombre de otro amigo. La similitud fonética entre los nombres también conduce a esos errores”, afirmaron los investigadores.
El estado de ánimo también puede afectar a nuestra memoria, afirmó Deffler. Más del 40% de las veces, los participantes del estudio informaron que la persona que confundía el nombre estaba cansada, frustrada o enojada. Tratar de hacer malabares con varias tareas a la vez tal vez aumenta las posibilidades de decir el nombre equivocado, dijo Deffler.Una de las razones de estos frecuentes problemas de memoria es tener la atención ocupada en muchas cosas o estar distraído, “y esto no necesariamente implica un proceso patológico”, explicó González Alemán.
“Entendiendo que el olvido es parte normal de la memoria, tiene que ser funcional a nuestros objetivos. Está bien, entonces, no recordar aquellas cosas que no son esenciales. En la medida en que estos olvidos no alteran la vida cotidiana, ni afectan otras funciones, no tengo por qué considerar que hay una patología detrás de ellos”, indicó la neurocientífica.“En otras palabras, si no prestamos atención a la información que debemos adquirir, probablemente esta no sea almacenada en nuestra memoria y no podamos recordarla luego de manera adecuada. Por lo cual, si no logramos organizar la información que queremos aprender, probablemente sea más difícil recuperarla en el momento en el que la necesitemos”, remarcó.
“Mientras estamos charlando, nuestro cerebro está trabajando frenéticamente detrás de escena, escaneando una lista de posibles respuestas”, afirmó Mulligan a AARP. El proceso implica llamar a las palabras que queremos y rechazar las que no queremos.Y aunque confundir los nombres puede ser más común en las personas mayores, Heidebrink dijo que hay una buena razón para eso. “A medida que envejecemos, tenemos más nombres que recordar… no es una señal de demencia inminente”, declaró.
González Alemán explicó que hay que preocuparse cuando los olvidos imposibilitan hacer el trabajo como siempre y cuando no se puede dar cuenta de las propias cuestiones de la vida cotidiana.“Por ejemplo, si yo hago más listas anotando mis objetivos diarios que las que hacía antes, para no olvidarme nada, eso es normal. A lo mejor, cuando uno es más joven no le importa dejar cosas sin hacer, pero cuando es mayor se lo toma más a la tremenda. Pero si así y todo no logro cumplir con las cosas y me encuentro con cuentas impagas, situaciones sin resolver, que no pude completar mi trabajo o hacer cosas más triviales del hogar y de la vida cotidiana, entonces ahí sí debería ser un motivo de preocupación”.Además de seguir un estilo de vida saludable, con una dieta saludable, realizar actividad física, dormir bien, ejercitar el cerebro a diario y tratar de aprender una nueva habilidad son claves para mejorar la función de la memoria.
González Alemán explicó que “la memoria no es algo que uno tiene, sino que es algo que uno hace”. Desde esta perspectiva, la experta señaló que es una capacidad que se puede entrenar. “Para ocuparnos de ella debemos estar motivados, ya que es importantísimo”.
Recomendaciones:
Y continuó: “Con el tiempo, nos vamos acostumbrando a no prestar atención. Si pensamos en nuestras funciones cognitivas como acciones, tendríamos mejores resultados. Y la atención también es entrenable. Nos tenemos que sentir motivados a atender a quien nos habla, mirarlo a la cara, ver sus características personales, porque esto nos llevará a asociar el nombre con la persona y la memoria funciona mucho mejor en términos de conectividad de asociación”.
2. Enfocarse en su imagen. “Si nos presentan a una persona nueva, es importante prestar atención a sus características distintivas: el modo de vestir, si hay algo especial en su rostro, un color de labios pintados, un estilo de anteojos o un peinado, cualquier cosa que sea saliente en la persona”, afirmó la experta.
4. Leer y habituarse a hacerlo con frecuencia. “Los lectores de libros normalmente tienen un vocabulario más amplio y recuerdan más las palabras porque las ven más. Hay que pensar que estas son más asequibles a la mente a partir del uso. Quienes son buenos lectores tienen un repertorio de palabras mucho más cercano en la memoria y las encuentran con mayor facilidad”, aseguró la experta.
5. Hacer palabras cruzadas, jugar al scrabble y descifrar anagramas. “Todos los juegos con palabras ayudan a mantenerlas en la antesala de la memoria. Entonces rápidamente se las puede sacar de ahí y traerlas a la sala en la cual se está dialogando”, sostuvo la experta.
El memotest es otro juego para ejercitar la mente, especialmente la memoria visuoespacial, según esta entidad. También recomiendan los crucigramas y autodefinidos porque “permiten trabajar diversas funciones lingüísticas (fundamentalmente, el léxico y la memoria semántica) y la flexibilidad mental, al asociar definiciones y palabras y al buscar sinónimos que se ajusten a la longitud del espacio disponible”, indicó la fundación. Últimamente, el juego online “La palabra del día” es otra forma de enriquecer el vocabulario.
Y señaló que sería muy importante adquirir nuevas palabras por día: “Tampoco es una cuestión de aprender 100 palabras por día, eso no sirve. Pero si yo me pongo como meta siete u ocho palabras por día sería un número ideal para agregar a la antesala de la memoria. Las puedo tomar del diccionario”.
8. Entrenar el mecanismo de recuperación de palabras. “Lo podemos ejercitar nombrando de forma interna las cosas que están alrededor. Por ejemplo, si estamos en una sala de espera en un consultorio, podemos ponernos a decir internamente los nombres de las cosas que vemos. Esto hace entrenar este mecanismo que tiene la mente para ir a buscar una palabra que ‘machea’ con un objeto y traerla afuera verbalmente. Son una serie de pequeños mecanismos que se entrenan del mismo modo que los bíceps”,dijo la experta.10. Hacer asociación de palabras. Este juego requiere de varios participantes. En él, el primero dice una palabra y la siguiente persona debe responder con otra que empiece con la misma letra que la que acababa de decir el individuo anterior. Mejora la velocidad de procesamiento y agilidad mental, así como la creatividad.
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