30 de octubre de 2024
Paro de transporte: pasajeros que gastaron más plata y más tiempo para ir al trabajo, locales abiertos y comerciantes preocupados

En las primeras horas de la medida que paralizó trenes, subtes y aviones hubo menos pasajeros de los que se esperaban en los colectivos. Las negocios cercanos a las terminales, con ventas muy por debajo de lo habitual
Las primeras horas del paro de transporte dejaron varias postales. Montañas de basura por la falta de recolección en las calles más transitadas de la Ciudad y el Conurbano. Algunas filas de colectivos más largas de lo habitual e incluso con mate previendo una larga espera pero también filas menos nutridas que lo habitual en centros neurálgicos como Plaza Constitución o Plaza Miserere. Solo unos pocos comercios cercanos a esas terminales de transporte tenían la persiana baja y la mayoría de los comerciantes que decidieron abrir lucían sus caras largas producto de las pocas ventas. Camionetas de la Gendarmería Nacional apostadas a pocos metros de donde se concentrarían más tarde las organizaciones sociales y piqueteras que se manifiestan en esta jornada de paro.
“Hoy si vendo el 30% de lo que vendo en un día normal me pongo contento. Nos matan estos paros porque nosotros dependemos de que el transporte esté funcionando como siempre. Hoy no circula el tren y mañana parece que no van a andar los colectivos, y nuestra venta cae una barbaridad, son días prácticamente perdidos en un momento muy difícil”, dice, en la estación de Morón del Sarmiento, un comerciante mientras apila alfajores y turrones. Enfrente, un canillita que no recibió los diarios de papel porque ningún camión se los trajo, le cuenta a Infobae: “Vine por costumbre, no va a pasar nada hoy, es tremendo”.Contra todos los pronósticos, muchos colectivos circulaban más bien vacíos en las primeras horas de este miércoles. “De 6 a 8 te diría que tuvimos la mitad de gente esperando nuestra línea. Recién a las 8 empezó a normalizarse un poco. No teniendo el tren, hay mucha gente que va a tardar más en llegar acá a Constitución y mucha gente directamente no va a poder llegar y le van a descontar el día”, describe Gonzalo, inspector de una de las líneas que recorre la Ciudad.“Salí de casa una hora antes para llegar bien porque si llegamos tarde nos avisaron que nos descuentan el presentismo”, le cuenta Marta a Infobae en la fila de un colectivo que la llevará de Morón a Caseros. Limpia oficinas en esa zona y explica: “Mi marido es pintor y hoy se quedó porque le salía más caro andar combinando tantos colectivos que lo que trae a casa al final del día. Perdemos los que trabajamos, porque no podemos salir o porque hay que gastar más para llegar”.
El cafetero de Once, refugiado bajo la misma sombra que Sandra, ofrece infusiones y facturas como todas las mañanas, sobre la calle Bartolomé Mitre. “La plata que hago acá a la mañana es la que llevo a la noche a casa para el plato de comida. Hoy está para atrás el trabajo, nos ajustaremos”, se lamenta. Y apura el servicio para que no se le escapen por impaciencia o porque se les hace tarde los pocos clientes que asoman. Esos con cara de que llevan tres horas subidos a un colectivo atrás del otro, y con cara de que les espera lo mismo después de una larga jornada de trabajo.COMPARTIR:
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