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28 de enero de 2025

Los astronautas de la NASA que pisen la Luna necesitarán botas especiales, diferentes a las de la era Apolo

Las misiones de hace más de 50 años se limitaban a las regiones ecuatoriales más benignas de la superficie lunar. Las futuras expediciones Artemis descenderán en regiones polares del satélite natural, con cientos de grados bajo cero. El calzado térmico será fundamental para caminar allí

>El programa En esta ocasión, los objetivos son más ambiciosos: explorar las regiones polares del satélite natural, un entorno donde las temperaturas pueden descender hasta -223 grados Celsius y las condiciones del terreno son notablemente más hostiles que en las regiones ecuatoriales previamente visitadas.

Este cambio de escenario ha provocado una revisión integral del diseño del equipamiento, en particular las botas espaciales, que desempeñan un rol crucial para garantizar la movilidad, seguridad y salud de los astronautas.

Las misiones Apolo se llevaron a cabo en las regiones ecuatoriales de la Luna, donde las temperaturas, aunque frías, eran relativamente moderadas en comparación con los extremos polares.

Las botas utilizadas en aquel entonces fueron diseñadas para estancias cortas y terrenos menos agresivos.

Una de las principales novedades en el diseño de las botas para Artemis es la incorporación de placas térmicas rígidas en las suelas. Este componente es esencial para mantener el calor corporal en las temperaturas gélidas del polo sur lunar.

No obstante, su rigidez representa un obstáculo significativo, ya que impide la flexión natural del pie, en especial en la articulación metatarsofalángica (MTP), que conecta el dedo gordo con el resto del pie. Esta articulación es clave para caminar y correr, ya que permite que el pie pase de ser flexible a convertirse en una base rígida durante cada paso, mediante lo que los expertos denominan el mecanismo de windlass.

La rigidez de las suelas podría limitar el movimiento natural del pie, afectando el mecanismo de windlass y, por ende, la marcha en la superficie lunar. En la Tierra, este mecanismo asegura que el peso corporal se distribuya adecuadamente durante cada paso, reduciendo el riesgo de lesiones.

“El cuerpo humano funciona como una cadena cinética: una lesión en el pie puede desencadenar problemas en las rodillas, la cadera o incluso la columna vertebral”, explicaron especialistas en biomecánica de la Universidad de Dakota del Norte en EEUU, que están estudiando la nueva indumentaria de los próximos astronautas lunares.

Por ello, es fundamental que las botas no solo aíslen térmicamente, sino que también respeten los patrones naturales de movimiento para evitar daños acumulativos durante las largas estadías planificadas en las regiones polares de la Luna.

El diseño de las botas espaciales también debe considerar la adaptabilidad al terreno irregular. Las superficies del polo sur lunar están cubiertas de regolito, un polvo fino y afilado que puede causar estragos en el equipamiento. Además, las botas deben proporcionar tracción adecuada para prevenir deslizamientos en pendientes pronunciadas y garantizar estabilidad en terrenos rocosos.

En este sentido, los avances tecnológicos se están centrando en materiales que combinan flexibilidad y resistencia. Los investigadores de la Universidad de Dakota del Norte, especializados en biomecánica, trabajan en el estudio del movimiento humano bajo condiciones extremas para desarrollar prototipos de botas que equilibren la protección térmica con la movilidad.

“Hay un millón de pequeños detalles que deben salir bien para que una misión a la Luna tenga éxito: la flexibilidad de la suela de las botas que usan los exploradores es solo uno de los que, en última instancia, podría influir en su salud en la Luna”, sostienen desde la casa de estudios estadounidense.

Las misiones Artemis también plantean preguntas sobre los efectos a largo plazo de la exploración lunar en el cuerpo humano. Si bien las estadías durante las misiones Apolo fueron breves, las futuras expediciones podrían extenderse durante meses. Este cambio incrementa el riesgo de lesiones acumulativas, especialmente si las botas restringen el movimiento natural del pie.

El desarrollo de botas espaciales para Artemis no solo tiene implicaciones para la exploración lunar, sino que también sienta las bases para futuras misiones a Marte y otros destinos del sistema solar. Las lecciones aprendidas en el diseño de equipamiento adaptable y seguro podrían aplicarse en entornos aún más extremos.

Las misiones Artemis están redefiniendo los estándares de la exploración espacial, con un enfoque particular en la seguridad y el bienestar de los astronautas. El diseño de las botas espaciales es solo uno de los muchos desafíos que enfrenta la NASA, pero su éxito será clave para garantizar la sostenibilidad de las futuras expediciones.

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