20 de septiembre de 2025
La tensión financiera por la suba del dólar comienza a mostrar su impacto sobre la economía real

El retroceso de la actividad en el segundo trimestre parece prolongarse en medio del encarecimiento del crédito, la incertidumbre por el esquema cambiario y el freno en el consumo y la producción
El segundo factor es la inestabilidad cambiaria. Con un dólar en alza que alcanzó el techo de la banda cambiaria y la intervención del Banco Central para evitar una disparada mayor, las empresas se encuentran con un problema central: no tienen precios de referencia. Esa situación deriva en postergación de compras de insumos, freno de ventas y dificultades para negociar contratos. “Cuando no hay un dólar de referencia, no hay precio, y sin precio se paralizan operaciones en múltiples sectores”, remarcó Damián Di Pace, economista y director de Focus Market.
Si bien hoy la tasa promedio efectiva anual de los plazos fijos minoristas es de 54,46%, los especialistas señalan que el costo de financiamiento sigue siendo demasiado alto para el consumo.
Por último, la venta de reservas —que en los últimos días alcanzó volúmenes no vistos en años— muestra el límite de la estrategia oficial para sostener la estabilidad cambiaria. El uso de dólares del Banco Central para abastecer la demanda importa riesgos adicionales: reduce el poder de fuego del organismo para evitar volatilidades y genera dudas sobre la capacidad de sostener la política cambiaria en el tiempo.En la práctica, los hogares ya comienzan a mostrar señales de cautela. De acuerdo con un Índice de Consumo de la Universidad de Palermo, el consumo privado cayó 3,2% en agosto, un mes marcado por la volatilidad en el tipo de cambio y la suba de tasas. Algunos sectores se mantuvieron al alza, como las ventas de autos, pero otros sufrieron duras caídas. Los restaurantes tradicionales, por ejemplo registraron una caída interanual del 4,5%.Tampoco la producción industrial está exenta de las consecuencias de los grandes desajustes macroeconómicos. Un nuevo relevamiento de la Unión Industrial Argentina (UIA) reveló que más allá de algunos sectores puntuales que registran un buen nivel de actividad, la situación de la mayoría de las empresas manufactureras se agrava mes a mes. Los datos obtenidos en agosto marcaron mayor caída de ventas, de producción y de empleo que en los meses anteriores.
El contraste entre el discurso oficial y los datos del mercado es cada vez más evidente. Mientras el Gobierno insiste en un escenario de crecimiento, la información más reciente apunta en dirección opuesta: la economía se contrajo en el segundo trimestre, el riesgo país se mantiene en niveles que bloquean el crédito y el Banco Central pierde reservas a un ritmo acelerado.
La gran incógnita es si el Gobierno podrá recomponer la confianza y estabilizar las variables para evitar que la recesión se profundice. Por lo pronto, nada de esto parece estar ocurriendo. La confianza del consumidor en la Argentina volvió a caer en septiembre tras el fuerte derrumbe registrado en agosto, según el Índice de Confianza del Consumidor elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella. Las últimas mediciones reflejaron el impacto persistente de la coyuntura económica sobre las expectativas y decisiones de los hogares, con marcadas diferencias entre regiones y segmentos de ingreso.COMPARTIR:
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