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21 de octubre de 2025

El dólar volvió a $1.500: ¿hora de comprar o de vender?

Movimientos recientes en la plaza y expectativas de inversores se cruzan en un clima impactado por la inminente elección legislativa

>El El comportamiento de la demanda refleja la fuerte incertidumbre que atraviesa el mercado. La intervención del Banco Central a través de la banda de flotación limita momentáneamente la escalada, aunque los valores continúan próximos al techo fijado por la autoridad monetaria. El contexto político marca la dinámica: la cercanía de los comicios define el pulso, con operadores atentos a las señales sobre el rumbo de la gestión económica una vez que se conozcan los resultados.

En este escenario, tanto ahorristas como inversores y analistas discuten si es oportuno comprar o vender dólares frente a las inminentes definiciones políticas y económicas. Las posturas de los especialistas muestran diferencias notables y matices que evidencian la complejidad del momento.

Desde otra óptica, Juan Pazos, de One618, señala que la dirección del tipo de cambio no está clara sin la variable de la elección definida. Advierte que la decisión de comprar o vender dólares se vincula más a los resultados políticos que a cuestiones puramente económicas. “No le veo una dirección clara a ese trade hasta no saber el resultado de la elección. Comprar o vender dólares hoy es una pregunta para un encuestador o un politólogo, no para un economista. Con lo cual, el FX no depende de si ‘está bien o mal’ fundamentalmente, sino de una elección que luce muy apretada”, describe.

Otros especialistas coinciden en que la incertidumbre electoral domina el escenario. Fernando Baer, de Quantum Finanzas, no cree que el dólar necesariamente vaya a subir en el corto plazo, pero sostiene que tiene sentido que los inversores busquen cobertura en la divisa hasta que se despejen las dudas tras los comicios: “Creo que estar long en USD está bien hasta que se disipe un poco la incertidumbre respecto del nuevo régimen cambiario, que implica nivel, restricciones, forma de abrir el cepo, etc. Es un FX alto para un escenario de estabilidad, pero la demanda hoy es principalmente por cobertura”.

Ariel Sbdar, de Cocos Capital, suma un matiz al considerar que las expectativas de suba no son inevitables. “Muchos dicen que el único camino del dólar es para arriba y no estoy de acuerdo. Si el resultado electoral no es adverso para el gobierno, ojo porque el dólar no necesariamente tiene que subir desde estos niveles. El nivel de cobertura del mercado es muy importante y eso puede generar un flujo vendedor de dólares pasadas las elecciones con un mercado más tranquilo”, apunta.

La indefinición y las expectativas cruzadas predominan en las estrategias de posicionamiento. Pablo Repetto, de Aurum Valores, señala que la complejidad reside principalmente en el desenlace electoral y su impacto inmediato sobre el mercado: “Bastante difícil definir si es momento de comprar o vender pensando en lo incierto del escenario electoral. En caso de que el resultado esté en torno a lo que parecería ser el consenso (34/38% para LLA) sería un dólar bastante lógico pensando en que debería haber un reseteo de la política monetaria/cambiaria en las próximas semanas o meses. Es un dólar apenas por debajo de lo que creo que podría servir para ayudar a no perder divisas y que el BCRA compre. Quizá el nivel con compras del BCRA sea un poco más alto en noviembre. Cuando sea el momento de la liquidación del agro podría ser un tipo de cambio equivalente más bajo”.

No todos los que intervienen en el circuito cambiario muestran la misma tendencia hacia la cobertura. Francisco Díaz Mayer, jefe de operaciones de ABC Mercado de Cambios, se define como vendedor en la coyuntura actual: “Yo soy vendedor. Yo creo que en estos valores, y esperando un resultado favorable para el gobierno, el lunes debería empezar a descomprimir”.

El comportamiento del mercado en las jornadas previas se ve influido por movimientos internacionales, intervenciones oficiales y el clima de cautela. El flujo comprador se mantiene firme pese a los anuncios orientados a sumar estabilidad —como la confirmación de líneas de financiamiento externo y reestructuraciones de deuda— mientras aumentan las dudas sobre la persistencia del control cambiario una vez pasado el evento electoral.

Salvador Di Stéfano, asesor financiero, atribuye su postura vendedora a los resultados positivos de los principales indicadores económicos. “Hora de vender, hay superávit fiscal y comercial, con superávit gemelos, ¿por qué habría que devaluar?”, afirma. Destaca también la presencia de herramientas externas para afrontar compromisos financieros: “Tenemos un swap para pagar vencimientos de deuda en el año 2026. Podrían llegar más dólares para financiar los pagos de deuda 2027”. Además, subraya la llegada de fondos vinculados a nuevas inversiones: “Llegan muchos dólares de los RIGI, más proyectos de inversión de empresas nacionales e internacionales”. Según Di Stéfano, “las empresas argentinas consiguen financiamiento en el exterior, en los últimos 12 meses más de U$S 15.000 millones”. Para el año próximo, proyecta exportaciones altas: “Las exportaciones en el año 2026 superarían los U$S 90.000 millones, cambió la matriz energética, y este año exportaremos más de U$S 10.000 millones en energía”. Concluye que estos elementos sostienen su perspectiva de venta: “Con estos argumentos sobran para que el dólar baje”.

De fondo, la evolución del mercado revela que la plaza cambiaria se mueve al ritmo de las expectativas políticas, con la oferta y la demanda determinando los precios de referencia ante cada novedad. La cercanía de las elecciones acentúa la tensión y acota los márgenes de acción, mientras la política monetaria sostiene una lógica de intervención discreta, sin grandes cambios estructurales en la estrategia defensiva del Banco Central.

La variación de las cotizaciones oficiales y alternativas, combinada con el menú de expectativas e incertidumbres políticas, determina la búsqueda de refugio entre los actores del mercado. La posibilidad de movimientos adicionales en los valores cambiarios no puede descartarse mientras persista la volatilidad derivada del factor electoral.

Las miradas se mantienen sobre los datos de la jornada y el desarrollo de las últimas ruedas cambiarias antes de la elección, con la atención puesta en los límites de intervención y en los mecanismos disponibles para absorber o contener la demanda. La tensión financiera y la proximidad de la votación suman interrogantes sobre el camino futuro y las decisiones que pueden adoptar inversores, ahorristas y funcionarios.

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