17 de septiembre de 2024
El nacimiento de un western gauchesco que combina pasado y presente
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La novela “Cuatro Caballos Negros” fusiona el western norteamericano tradicional con la pampa argentina, explorando territorios inhóspitos y personajes en busca de redención
Pero no sería cierto decir que Cuatro Caballos Negros nació de esta imagen. Antes hubo una idea, una necesidad podría decirse, de poner en manos de la ficción una obsesión: vincular el western norteamericano con la literatura argentina del siglo XIX. Encontrar el linaje de la literatura criminal actual, esa porción del género negro que solemos llamar western urbano, que visité con la escritura de No permitas que mi sangre se derrame, mi cuarta novela.
Basta repasar el capítulo “Un encuentro fatal” de la obra de Gutiérrez para imaginarnos una escena típica del western. El gaucho perseguido busca una noche de remanso en la pulpería, los parroquianos juegan a la taba y hablan de la carrera de caballos de la tarde. Al verlo entrar, siempre con su daga en la cintura (tan picante como cualquier colt o smithy) la admiración por ese que está por fuera de la ley, pero que representa la moral del hombre libre se expresa en rondas de caña. Pero hay uno, Córdoba, que no tolera la fama de Moreira y busca el pleito.
En el obrador, Juan Ríos, un gaucho que busca dejar atrás la muerte de su padre, lejos de hallar remanso en el silencio del campo se convierte en fugitivo de una ley que encarna el comisario Sánchez, tan lejano a la moral que pregona encarna la crueldad del poder y la cobardía del que se sabe impune. Obsesionado con los malones mestizos que rondan la zona, será el verdugo de la Muda, hija de esta tierra, una india que será mutilada para quitarle aquello que la hace humana. El paisaje de este western gauchesco se completa con un prostíbulo regenteado por la Polaca, una mujer de Haffner, rufián salido de la pluma de Roberto Arlt, apropiado en un juego intertextual que propone también vincular esa literatura popular del inicio del siglo XX en este linaje para pensar el género negro criollo.
Las vidas de estas cuatro mujeres se van mezclando para convertirse en leyenda. Son como fantasmas en un escenario de violencia perpetua. Y como toda leyenda alguien tiene que narrarla. Cuatro Caballos Negros es la narración de un cronista que se aventura a la pampa para conocer estas historias. Afiebrado por lo que va recolectando esa pesquisa, el cronista escribe y se adueña de un relato que está latente en los rincones oscuros de las pulperías y los cafés de Buenos Aires.Juan Carrá (Mar del Plata, 1978) es periodista y escritor. Ha publicado las novelas No permitas que mi sangre se derrame (2018), Lloran mientras mueren (2016), Lima, un sábado más (2014), y Criminis Causa (2013). También es coautor de la novela gráfica ESMA (2019) junto a Iñaki Echeverría y del libro de cuentos Ojos al Ras (2021). Ganó el premio Alfonsina en la categoría “Creación literaria”. Como periodista, trabajó en medios nacionales y es docente en TEA y la Universidad Nacional de las Artes. Además, dicta talleres y clínicas de escritura.
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