21 de enero de 2025
A diez años de la muerte de Nisman, Sandra Arroyo Salgado denunció: “Sabían que para silenciarlo tenían que matarlo”

La jueza federal ratificó que el fiscal fue asesinado por investigar el atentado en contra de la AMIA y aseguró que fue “una crónica de una muerte anunciada”
A diez años de que el caso fuera arrojado al escrutinio público y abriera un debate sobre si habría sido un crimen o un supuesto suicidio, la jueza federal denunció que hubo una campaña para desprestigiar la imagen pública del padre de sus hijas, Iara y Kala, que tenían 15 y 8 años al momento de los hechos. “Lo trataron de atacar, con una falta de valentía, porque él no podía defenderse”, subrayó ella, quien participará este lunes a las 18 horas del homenaje que se le hará a Nisman, en la sede de la AMIA, ubicada en Pasteur 633.
Y acerca de la también exvicepresidenta, Arroyo Salgado admitió en radio que ella “fue una gran política y que tuvo muchas políticas de Estado que incluso sigo compartiendo y me parecieron muy destacables“. Y agregó: ”Pero siento que en esto, particularmente, se equivocó. Le decimos que no al terrorismo, a la corrupción, al narcotráfico, a los discursos del odio, no a la violencia”.
“Gracias al trabajo de Alberto Nisman, nuestro país no terminó alineado con quienes defienden el terrorismo. Su gran legado es ese >Además, en diálogo con Radio Rivadavia, Arroyo Salgado recordó que Nisman “logró esclarecer la responsabilidad de varios y altos funcionarios del entonces gobierno de la República Islámica de Irán. Él así lo dictaminó en el expediente. En función de ello, pidió se dictarán las circulares rojas respecto de uno de estos funcionarios y otros partícipes y autores de este atentado“, agregó.En retrospectiva, Arroyo Salgado definió al año 2015 como “un año de mucha maldad y mucho miedo”, después de denunciar que “el mensaje que subyace al asesinato de Nisman es: ‘Miren lo que le puede pasar al que se anime a enfrentarse al poder vigente’“. Por este motivo, agradeció a la ciudadanía y a los medios de comunicación que apoyaron a la familia a lo largo de los años, tras resaltar que hubo “mucho interés en tratar de silenciar, de imponer cómo teníamos que pensar, cómo teníamos que hacer”.
De la misma manera, apuntó que uno de los datos que la impactaron fue que en una de las intimidaciones que hicieron en febrero de 2013, los autores del escrito habían dado información personal sobre sus hijas y la dirección del domicilio a la que tenían pensado mudarse en los meses siguientes. “Después de este hecho, mis hijas y yo no somos las mismas”, aseguró al concluir que la muerte de Nisman “fue el hecho de mayor gravedad institucional desde el advenimiento de la democracia”.
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