26 de enero de 2025
Viviendas impresas en 3D: una tecnología que podría transformar el déficit habitacional en Argentina

Promete ser más económica, rápida y sostenible que los métodos tradicionales. Cuáles son los materiales empleados, los costos estimados y las posibilidades de implementación en el país
Esta tecnología permite usar hormigones especiales con polímeros y fibras que, combinados con agua, logran alta resistencia y velocidad de impresión.
Además, según el gerente de su división de hormigones de Sika, César Gómez, este método “elimina la necesidad de encofrados tradicionales, reduce tiempos de construcción y genera menos desperdicio”.Una vivienda completa de 70 metros cuadrados puede imprimirse en apenas 60 horas. Luego, deben aplicarse las terminaciones necesarias hasta completar la construcción.De hecho, hay países en donde hay barrios completos que se construyeron con impresoras 3D como Las viviendas construidas con impresoras 3D presentan una serie de ventajas económicas y ambientales.Pueden levantarse en terrenos vacíos, sobre estructuras preexistentes si soportan las cargas, o en edificaciones de múltiples pisos, según el proyecto.Un proyecto de viviendas industrializadas podría completarse en un lapso de 6 a 8 meses, en comparación con los dos o tres años que requieren las construcciones tradicionales.
“Además, Heredia indicó, “al reducir la energía utilizada en la construcción y las emisiones vinculadas al transporte, disminuye la huella de carbono”.Guillermo Tella, arquitecto y doctor en Urbanismo, resaltó que esta metodología “podría permitir diseñar soluciones habitacionales adaptadas a las necesidades de diferentes comunidades urbanas, optimizaría recursos y se construirían viviendas más sostenibles”.El contexto argentino plantea desafíos específicos para la adopción de la impresión 3D en construcción.
Aunque estima que su adopción masiva podría darse en un plazo de 5 a 10 años, la falta de profesionales capacitados, junto con altos costos iniciales, mantiene dificultades para su avance.
En palabras de Tella: “El problema del déficit habitacional no se soluciona solo con construir más viviendas, sino también debe replantearse cómo se edifican”.No obstante, las proyecciones son prometedoras. Las áreas urbanas periféricas de ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Rosario son idóneas para proyectos de impresión 3D debido a su escala y gran demanda habitacional. También resultan viables las ciudades intermedias como Mendoza, Tucumán y Neuquén, que podrían beneficiarse por su menor densidad y necesidad de soluciones habitacionales rápidas.
En cuanto a regiones climáticamente extremas, la Patagonia y Cuyo son ejemplos claros donde la rapidez y adaptabilidad de esta tecnología pueden marcar la diferencia, especialmente en áreas frías o áridas.“Sin embargo, climas extremos también ofrecen oportunidades únicas. La rapidez del sistema podría ser crucial en zonas como La Rioja, donde la construcción tradicional resulta más desafiante, o en la Patagonia, que avanzó considerablemente en la adopción de tecnologías de construcción rápida. Es especialmente adecuada para regiones con alto déficit habitacional como la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, que concentran el 50% del problema en Argentina”, añadió Myriam Heredia.
En términos económicos, los costos de construcción en 3D son notablemente inferiores a los métodos tradicionales.Esto representa un ahorro del 70% en comparación directa, aunque las terminaciones externas e internas suelen representar un costo adicional.
Más aún, las terminaciones de los ambientes y exteriores se pueden ajustar de manera tradicional para garantizar aislamiento térmico, habitabilidad y durabilidad.
La impresión 3D de hormigón es una forma de fabricación aditiva que utiliza material base cemento para construir edificios, casas o componentes con formas que antes eran imposibles o muy difíciles de lograr con el encofrado tradicional.
Gómez dijo: “Los micro concretos empleados consisten en un polvo cementoso con fibras y polímeros, mezclado con agua en una estación específica. Además, en el cabezal de impresión se añade un activador que permite ajustar el tiempo de fraguado según sea necesario. También se pueden incluir colores para mejorar la estética de las estructuras”.● Alta resistencia a la compresión.
● Tiempo de fraguado ajustable.
● Capacidad de impresión en ángulos.
La transición hacia métodos más industrializados no está exenta de desafíos. Heredia mencionó que, en el contexto local, “será crucial lograr una escala de obra suficiente que permita amortizar las inversiones en maquinaria y formación técnica”.Una barrera son las compras de las impresoras para hacer una casa en 3D y son importadas. Si se trata de aplicaciones para prefabricados livianos o construcción de unidades en serie, el costo puede variar. “Sin embargo, para tener una referencia, una impresora destinada a la construcción de viviendas podría tener una base de USD 200.000″, explicó Gómez.Estas impresoras, usan cemento, y operan a temperaturas mínimas de 5°C, aunque pueden trabajar en climas de hasta -35 °C con ajustes como carpas térmicas.
Por su parte, Guillermo Tella subrayó que este es un momento de “quiebre en la construcción tradicional” y destacó que, aunque la impresión 3D tiene limitaciones para grandes edificaciones, “su aplicación en viviendas de interés social y reconstrucción post desastres podría marcar la diferencia”.
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