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8 de marzo de 2025

Inundaciones: pérdidas humanas y costo económico del desastre más repetido de la historia argentina

Junto con el extremo aparentemente opuesto, las sequías, son la catástrofe más recurrente y que más daño provoca en la economía. El Banco Mundial estimó las pérdidas en USD 1.400 millones anuales y advirtió que por el cambio climático, hacia 2030 las pérdidas podrían llegar al 4% del PBI

>Las aguas que inundaron Bahía Blanca y que ya provocaron Al margen de las irrecuperables y trágicas pérdidas humanas “entre los desastres naturales, las inundaciones representan el 94% de todos los daños económicos y un 96% de la población afectada”, precisó unaPor entonces, el organismo internacional estimaba el costo económico promedio de las inundaciones en unos USD 1.000 millones anuales, cifra que en Allí también se señalaba que el 4% de las exportaciones argentinas podría verse afectado por regulaciones climáticas de otros países y que hacia 2050 las pérdidas por sequías, el segundo fenómeno natural más dañino, podrían hacerle perder al país nada menos que 4% del PBI, cuatro veces las pérdidas que provocó la sequía de 2023.

Según señaló en Infobae el juez de la Corte Suprema de JusticiaEn cuanto a alcance geográfico, una de las mayores inundaciones de las últimas décadas ocurrió entre 1991 y 1992, en la Mesopotamia, a raíz del fenómeno que los expertos llaman ENSO (por “El Niño Southern Oscillation”). El daño económico, de unos USD 905 millones de entonces (al menos USD 1.600 millones de hoy) y afectó en especial a las ciudades ubicadas a lo largo del río Paraná y las provincias del norte.

Según el Banco Mundial, la Argentina respondió históricamente a las inundaciones con “infraestructuras grises tradicionales, como canales de drenaje revestidos y defensas de concreto, para disminuir la probabilidad de inundaciones”, obras implementadas principalmente a nivel municipal, “sin una coordinación adecuada entre las áreas aguas arriba y aguas abajo, lo que limita la eficacia de la mitigación integral del riesgo”. Además, dijo el organismo, esas políticas se centraron “en reducir la exposición a los peligros, dejando de lado aspectos clave como la planificación espacial y la disminución de la vulnerabilidad de las comunidades”.

Con ese enfoque, y a pesar de ciertos avances desde entonces, el Banco Mundial estimó entonces que cerca del 28 % de los argentinos aún vive en zonas propensas a inundaciones, lo que no solo amenaza su seguridad, sino que también empuja muchas de ellas a la pobreza.

Aunque las mayores pérdidas derivadas de inundaciones suelen ser las inundaciones que afectan áreas muy extensas, como la de 1992 en la Mesopotamia, pues afectan sobremanera la producción agrícola, lo cierto es que en lo que va del siglo XXI las tragedias y las pérdidas a causa de inundaciones en áreas urbanas la Argentina fueron encadenando. Por mencionar solo algunas de ellas:

El 29 de abril de ese año una Más de cien mil personas debieron realizar un éxodo masivo y abandonar sus hogares. El agua inundó 40 barrios y la provincia no contaba con un plan de evacuación o contingencia. Muchos vecinos permanecieron en los techos y terrazas de sus casas para evitar robos; los gomones del Ejército los rescataban o les acercaban alimentos.

Fue el cóctel de una tormenta, imprevisión e imponderables, dejó bajo el agua la capital bonaerense y causó un alto número de víctimas. El gobierno provincial, entonces a cargo de Daniel Scioli, actual secretario de Turismo, elevó un informe que precisó en 49 el número de los muertos, cifra que Entre otras cosas, Arias adjudicó parte de la responsabilidad a la policía de la Provincia y dijo que los médicos de la morgue falsearon certificados de defunción para hacer creer que personas que habían muerto por el temporal en realidad habían muertos por causas naturales, pero no pudo ligar esa negligencia a una orden directa de la Gobernación. “Encontramos muchísimas irregularidades. Desde la falsificación de certificados de defunción para hacer aparecer a una de las víctimas como que murió por un carcinoma hepático hasta muertes dobles; en el cementerio vimos dos tumbas con la misma identidad”, dijo Arias en declaraciones radiales.

La ciudad ya había sufrido un desastre similar, pero de menor escala, en 2010. La rápida precipitación de más de 100 milímetros provocó aludes de barro.Una característica de los aludes de barro es que, a diferencia de las inundaciones “normales”, cuando se retiran dejan bloqueados las cañerías de agua y otras redes e infraestructura, que lleva años reconstruir. Tras el primer alud, una segunda precipitación provocó la muerte de dos personas y cerca de 100.000 personas (en una ciudad de 200.000) fueron directa o indirectamente afectadas.

Calificada por el entonces  y actual gobernador de la provincia, Gustavo Valdéx, comoVecinos reman en kayak debido a las inundaciones (Salvador Ojeda/via REUTERS)

El lugar más crítico de la ciudad fue el barrio “La Olla” y algunas escuelas postergaron varios días el inicio de clases pues funcionaron como centros de evacuación para personas que en el temporal perdieron su hogar. Otros barrios afectados fueron Cichero, donde los vecinos realizaron piquetes, para protestar por un socavamiento de tierra que luego del temporal se tragó una vivienda y amenazaba con afectar a otras

Un verdadero diluvio provocó una rápida acumulación de agua y afectó áreas de Ramos Mejía, Avellaneda, Lanús y Quilmes, entre otras localidades. El Servicio Meteorológico Nacional activó una alerta naranja por tormentas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y alrededores. Otras localidades de la zona sur bonaerense damnificadas fueron Lanús, Claypole, BerazateguiGuernicaFlorencio VarelaAvellaneda Quilmes. En varias de ellas se trató de la segunda inundación aquel mes, En la zona de Berazategui, El Pato y Guernica, el temporal incluyó, además de Después del diluvio que se reportó en las últimas horas de la tarde, varias localidades bonaerenses quedaron bajo el agua por la acumulación de agua. Ramos Mejía, Avellaneda, Lanús y Quilmes, entre los más afectados. El nivel del agua que se registró en la capital bonaerense fue tal que muchas calles del centro y de localidades cercanas se transformaron en ríos. La corriente afectó a una gran cantidad de autos estacionados y algunos de ellos fueron arrastrados.

La primera tormenta había impactado barrios de la zona norte, como City BellVilla ElisaGonnet Ringuelet. Horas más tarde, la fuerte caída de agua impactó el Casco Urbano, ya que los desagües no dieron abasto y se rebalsaron. Otras localidades del sur bonaerense damnificadas por el temporal fueron Lanús, ClaypoleBerazateguiGuernicaFlorencio VarelaAvellaneda Quilmes. Para varias de ellas se trató de la segunda inundación en un mes; las tormentas previas habían provocado que varias calles se volvieran intransitables. En la zona de Berazategui, El Pato y Guernica, el temporal incluyó también la caída de granizo, con cubos de hielo “similares a pelotas de golf”.

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